El siglo XX, siglo de los campos

 

Quien cruza la frontera de los Pirineos entre Cataluña y Francia, entre Figueres y las playas de Roussillon, encuentra innumerables signos de la memoria de la Retirada, en la cual estuvieron juntos muchos republicanos españoles y voluntarios de las Brigadas internacionales, acomunados por los sufrimientos de la derrota sufrida y extremados por tres años de una guerra horrible. Lápidas, monumentos, un modernísimo “Museo del exilio”, en La Jonquera, en un pase de los Pirineos cerca de la frontera francesa, indican los lugares del pasaje de una multitud compuesta por combatientes y civiles, entre los cuales un gran número de mujeres y niños, en fuga del ejército franquista. Un poco más allá de la frontera, la “ marea humana”, producida por aquello que, según la historiografía ha sido uno de los más imponentes desplazamientos forzados de población en la Europa del siglo veinte, fue acogida en espacios rápidamente transformados por las autoridades francesas en campos. En las playas de Argelès, Barcarès y Saint Cyprien, para muchos inició un largo calvario, ampliamente sustentado por una abundante documentación de archivo, y también testimoniado por la memorialística y las imágenes fotográficas, entre las cuales, las más conocidas, fueron hechas por un excepcional reportero de guerra, Robert Capa.

Un carácter distintivo de Francia entre 1938 y 1946 es que aquí se diseñó casi un holograma de la multiformidad del “sistema de campos de concentración”, constante en las guerras de los primeros años del siglo veinte: en los campos fueron encerrados, en algunas ocasiones, extrajeros “indeseables”, refugiados civiles y militares, judíos perseguidos, prisioneros de guerra, colaboracionistas después del final de la de la ocupación alemana y la caída de Vichy. Aún no teniendo el carácter de campo de exterminio, muchos internados no sobrevivieron a las condiciones materiales insostenibles que tuvieron que soportar; muchos fueron deportados, desde que los campos franceses de los territorios ocupados, (e incluso en el área del gobierno de Vichy, que había entrado a formar parte del sistema de campos de concentración alemanes), se volvieron también lugares de tránsito hacia los campos del III Reich.

En la historia más reciente no es extraño encontrar la definición de los campos de concentración, enunciado que indica un cambio en la semántica respecto al tradizionalmente más usado y “leve” internamiento”, en cuanto –explica quien lo elige- filológicamente más ajustado a la documentación oficial de la época. Más allá de la obligada referencia, dejamos a otras más oportunas sedes, argumentaciones en mérito.

Ha sido posible reconstruir el mapa de la distribución de esta masa de individuos en las zonas fronterizas, en los campos de la playa, o, cuando sucede, en búsqueda de una vía de fuga autónoma. Ya en los años precedentes se habían verificado numerosos episodios de atravesamiento de la frontera de los Pirineos, pero la mayor parte de españoles y voluntarios de las Brigadas internacionales pasó la frontera en los primeros meses de 1939, escapando a la persecución de las tropas franquistas a lo largo de la ruta que los llevó al Sudeste de Francia.
En total, se estima que cerca de 465.00 han pasado la frontera (civiles, soldados republicanos españoles y brigadistas internacionales).