La continuación del empeño en la Resistencia en Italia

 

Hoy en España mañana en Italia. En las convocatorias del 13 y 14 de Noviembre de 1936, Carlo Rosselli adoptó esta fórmula que «se convirtió inmediatamente en lema -que aún hoy se recuerda en Italia como un momento auroral de la Resistencia armada contra el fascismo- porque [… ] más allá de la específica localización, la expresión resumía el significado a dar a la guerra en la voluntad de combatir el fascismo en todas partes ».1 La aventura española, entonces, asumía para el líder de Justicia y Libertad una dimensión más amplia que, a través de un mensaje de fe que propendía a una idealización y a una expansión de la empresa del voluntariado, no podía terminar de otro modo que con la lucha por la liberación de Italia.2 Fue precisamente por este motivo que Mussolini consideró siempre Rosselli uno de los más peligrosos antifascistas en exilio, y en junio de 1937 mandó a sus propios agentes franceses a Bagnoles-de-l’Orne, donde Carlo había ido a hacerse curar una pierna herida durante la batalla de Monte Pelato, con la orden que lo asesinaran a él y a su hermano Nello. El objetivo del jefe del fascismo italiano era impedir que la contraofensiva se orientase de España en dirección de Italia.3 Rosselli no pudo hacerlo, pero otros voluntarios italianos antifranquistas conocidos y menos conocidos, continuaron, después de la experiencia en tierra ibérica, su empeño contra el nacionalsocialismo justamente regresando a Italia. Esta fue también la elección de muchos toscanos. De éstos, que en la mayor parte de los casos habían vivido la experiencia del exilio en Francia antes de la guerra civil española, se puede decir que realizaron una lucha de larga duración al fascismo. Entre éstos, Ottorino Orlandini, que había combatido también en la segunda guerra mundial y en la guerra de España; en sus memorias, con amarga ironía, recuerda su participación en tres conflictos bélicos en Europa: «Las guerras han sido siempre una cosa sucia...las he odiado siempre y en tres ocasiones me he encontrado envuelto en esas situaciones. No porque he sido llamado; he participado siempre como voluntario, ingenua y estúpidamente voluntario ».4 A reforzar la voluntad de luchar por la libertad en toda Europa contribuyó también, probablemente, el período de internamento que numerosos voluntarios transcurrieron en los campos franceses después de la aventura en tierra ibérica. La guerra civil representó uno de los marcos ideales más importantes de la Resistencia italiana en la cual, de hecho, fue muy fuerte la memoria de la experiencia española entendida «como grande prueba general del conflicto europeo, justamente en el terreno civil e ideológico».5 Faltándoles la experiencia de la guerrilla, los partisanos italianos eran vistos, por los partisanos de los otros países europeos como inexpertos en ese tipo de lucha, en particular entre la tropa en las primeras líneas. Era fuerte también, consecuentemente, el prestigio de los veteranos españoles, algunos de los cuales llegaban de un período de militancia en la Resistencia francesa. Como modelo a aplicar también en Italia, venía considerado el gran trabajo político desarrollado en España entre los primeros voluntarios, para formarlos como soldados de una causa y hacer que las formaciones de los partisanos fueran algo más que filas de francotiradores. Los veteranos, por su parte, no olvidaron el período más allá de los Pirineos, con la esperanza de que la derrota del Asse condujera también a la caída del régimen franquista, y exhortaban a que la revolución europea no olvidara España.6 Los ex voluntarios eran comprensiblemente muy orgullosos de su experiencia. En modo muy sintomático los partisanos que formaban parte del 9° Korpus yugoslavo cantaban:


Nostros somos los jóvenes garibaldinos
Nostros somos los veteranos de España
Combatimos contra los fascistas asesinos
Contra quien angustia a la humanidad
.7

 

La Resistencia italiana también extrajo de la guerra de España los términos con los cuales identificar a sus propias formaciones. Fue así que, a raíz de las Brigadas Internacionales, el término “brigada” tuvo suceso también en Italia.8

Gracias a la experiencia en la guerra de España, por algunos proseguida en Francia en los campos y después en la cárcel o en la frontera con Italia, los veteranos a menudo recubrieron cargos de responsabilidad en las filas de la Resistencia. Paolo Spriano, en el quinto volumen de su libro Storia del Partito Comunista Italiano, escribe: «el 90% de los quadro dirigentes llega de una experiencia vivida en Portolongone, en Castelfranco Emilia, Fossano, Sulmona, Perugia, Turi de Bari, Pianosa, Ponza, Ventotene, las islas Tremiti, etc., o de la milicia de la emigración. En cientos de casos se han acumulado las dos experiencias, con emigraciones ilegales y repatriaciones, con “estadías” en cárceles, a veces breves, gracias a las varias amnistías y a los indultos del régimen, y con el retorno “a las manos del enemigo” a través de medidas “administrativas” de la frontera. […] Figuran entre ellos los veteranos de la guerra de España que aportan un válido adiestramiento militar […], personas que, habiendo sido detenidas en Francia por los alemanes en 1940-42 y luego entregados a las autoridades fascistas, han llegado a la frontera de Ventotene y han encontrado a sus compañeros; personas que, habiendo logrado pasar del conocido campo del Vernet al maquis francés, atraviesan los Alpes en los mismos días del armisticio, a veces antes y a veces después de 1944».9 Es éste, por ejemplo, el caso del futuro Secretario del PCI Luigi Longo que, luego de haber sido Comisario General de las Brigadas Internacionales en España y uno de los exponentes destacados de la organización comunista del campo del Vernet, será uno de los líderes más importantes de la Resistencia Italiana.10 Siempre en el campo comunista, y para continuar con los más conocidos, pasaron de España y después de Francia (aunque no siempre por los campos de internamento) dirigentes partisanos y gapistas como Giovanni Pesce, Osvaldo Negarville, Antonio Roasio, Giuliano Pajetta y muchos otros.11 Siempre Spriano anota como, a través de éstas y otras figuras fundamentales, «la experiencia española – que es experiencia unitaria– juega en algunas direcciones precisas: justamente en aquella de los Gap […]; en aquella de una concesión no de partido de las formaciones garibaldinas […]; en aquella de dar mucha importancia a la figura del comisario político […]; en la audacia y en la capacidad de organización que se encuentran en los cuadros dirigentes del partido que surgió después».12 Fue importante, entonces, el papel jugado por los “ex-españoles” en la formación de los Gap en el norte de Italia. Así en el texto dedicado a la Lombardia de Luigi Borgomaneri en el Dizionario della Resistenza, a propósito de los Grupos de Acción Patriótica se lee: «Dirigidos por ex voluntarios antifascistas en España, luego integrados en las filas de francotiradores partisanos franceses (Francesco Scotti, Vittorio Bardini, Ilio Barontini, Cessare Roda, Egisto Rubini y Angelo Spada), los Gap fueron inmediatamente empleado en los mayores centros de la región y junto a los destacamentos de montaña, en Enero de 1944, fueron encuadrados en la III Brigada de asalto Garibaldi Lombardia».13

No sorprende, entonces, que también entre los comunistas toscanos veteranos de España, y, en varios casos también del internamento y de la Resistencia en Francia, fueran numerosos aquellos que revistieron cargos de mando en la guerra partisana. Eran, a menudo, personalidades de gran importancia, a veces incluso de nivel internaconal que, gracias a la experiencia de lucha, al prestigio y al patrimonio de conocimientos acumulados viajando por Europa, han instituído el refrán roselliano Hoy en España, mañana en Italia, asumiendo así un rol muy importante en la guerra.
Partiendo de las fuentes que habían consentido la reconstrucción de las biografías de los voluntarios toscanos, durante la primera fase de la investigación, había sido generalmente imposible ir más allá del momento de la conclusión de la guerra con datos analíticos. Si se excluyen las personalidades de particular importancia, a menudo nos encontrábamos con una noticia genérica a propósito de un sucesivo empeño en la Resistencia. La documentación, que se ha añadido en la nueva investigación –las fuentes francesas, provenientes de los archivos de los campos de internamento, en primer lugar, pero también otros elementos, extraídos de una más amplia y precisa exploración de las bibliografías y otros archivos- nos consiente un estimado cuantitativo y un enriquecimiento de las historias personales. Sigue siendo incompleto, sin embargo, el cuadro sobre aquél empeño de “larga duración”, que, de todos modos, consideramos conceptualmente adquirido. El abandono de la experiencia española se da, de hecho, a través de diferentes caminos: algunos se alejan de España antes del final de la guerra, otros serán parte de la “marea humana” de la Retirada, y de allí, continúan compartiendo por un tiempo el internamiento en los campos con los españoles y los brigadistas de otras nacionalidades, o encontrando individualmente la via de escape. A su vez, los internados podrán salir con el repatrio o la evasión, en momentos diferentes, en el período 1939-1943.

Sin embargo, estamos afrontando un tema al que creemos puede ser atribuída una gran importancia historiográfica, pero sobre el cual, la bibliografía consultada, no nos ha dado los instrumentos, de los cuales una investigación como ésta, de carácter regional, habría necesitado. Podemos, de todos modos, intentar una conceptualización de las dificultades que estamos encontrando, a partir de la insuficiencia o/y ausencia de las fuentes, como se señalará más adelante, después de haber indicado brevemente el estado de las informaciones recogidas. Mientras tanto, es útil partir teniendo en consideración la pertenencia política, como primer elemento de diferenciación, que constituye una de las variables de los itinerarios personales de los voluntarios14.
Los comunistas son los más numerosos, entre quienes encontramos protagonistas de la guerra de Liberación en Italia, a veces solamente en Toscana, en algunos casos con experiencias fuera de la región de la cual habían partido para ir a España. Encontramos por ejemplo al sienés Vittorio Bardini, responsable del trabajo militar de la Federación Comunista de Florencia, luego responsabile de Comité militar del Pci lombardo y comandante de la III Brigada Gap; Vasco Matteoli, después de haber sido responsable del Directivo militar en formación en la ciudad de Empoli, va a Florencia al Comité toscano de Liberación nacional, luego es miembro del comando único militar partisano en Emilia Romagna, es el organizador de las SAP y de los GAP, nombre de batalla "Ciervo"; el florentino Nello Montanari llega a ser dirigente de la Resistencia de Cesena; el florentino Alfredo Mordini inspector de la Brigada Garibaldi en el Oltrepò Pavese. De otros tenemos noticias de su presencia en la Resistencia toscana. Es el caso del livornés Oberdan Chiesa, comandante de un destacamento con el grado de subteniente y, seguidamente, comisario político de la Brigada. Del florentino Enrico Fibbi, sabemos que fue comandante de la División Ponente y Vicecomandante de la 22.a Brigada Lanciotto; encontramos al originario de Massa Giuseppe Iacopini, comandante de la Otello Gattoli, formación que más adelante habría sido uno de los destacamentos de la 23.a Brigada Garibaldi Guido Boscaglia, y el florentino Romeo Landini, teniente coronel, comandante en la zona apuana. En estudios sobre la historia de la Resistencia empolés, se cita la presencia en las formaciones partisanas de la zona de Pietro Lari, Vasco Matteoli, Aureliano Santini y Ricciotti Sani, originario de Vinci (Florencia), con el rol de responsables del Directivo militar de Empoli. Más adelante Lari será también miembro del Comité toscano de Liberación Nacional, Sani formará parte de la Brigada de asalto Gramsci y de la División Cremona y tendrá la responsabilidad de la organización y de la coordinación de los Gap, mientras Santini será miembro de la Junta militar del Cln. Del pratés Dino Saccenti es conocido el rol de comandante partisano y organizador de la sección Pci de Prato y de las formaciones del Mugello; el florentino Alessandro Sinigaglia fue comandante de los Gap de su ciudad. Entre estos, Chiesa, Lari y Sinigaglia perdieron la vida en la Resistencia. Con la voluntad de recordarlos, los compañeros de Chiesa y de Sinigaglia dieron estos nombres a dos formaciones partisanas en nombre de los caídos.
Todos estos, a excepción de Aureliano Santini, habían vivido la experiencia del internamento en los campos franceses. Sus biografías confirman la interpretación de Claude Del Pla, que en Le camp du Vernet D’Ariege define «el Vernet, fuente de cuadros de la Resistencia Europea».15 Los archivos personales, los informes de la Dirección y de la Prefectura de Foix, la correspondencia entre las autoridades civiles de Ariège y los Ministerios del Interior antes y después del nacimiento del gobierno de Vichy, documentan la intensa actividad política que se desarrollaba en el campo, y documentan además la existencia de redes de conexión con el exterior, que incluían también a algunos de nuestros internos, como deja entender el texto contenido en este sitio, en la sección específicamente dedicada a cada uno de los campos.

No habían pasado por los campos, pero habían vivido la experiencia española en primera línea, otros comunistas, como el livornés Ilio Barontini, que formó parte del Comando General de las Brigadas Garibaldi, fue organizador de los primeros Gap y guió el Cumer (Comando militar unificado de la Emilia Romaña); el florentino Aldo Lampredi, dirigente partisano en Veneto y en Friuli y en la parte final de la guerra a las órdenes de Longo; el livornés Arturo Silvano Scotti, fundador del Cln de Crespina y luego miembro de la 3° Brigada Garibaldi de San Vincenzo y presidente del Cln local. De Barontini es conocido el rol de líder político de primer plano, durante y después de la guerra civil española. Puede ser, la suya, la más representativa entre las experiencias de combatiente de todas las luchas contra el nacionalsocialismo, en Europa, e incluso en Africa, y de transferencia en las Resistencias de técnicas militares y modelos políticos experimentados en España16.

Menos consistente, sea cualitativamente que cuantitativamente, fue la presencia en los cuadros dirigentes de la Resistencia de los no comunistas. Giovanni De Luna, histórico del Partido de Acción, escrive que: «ninguno de los elementos indicados por Secchia para subrayar el rol de la organización (cuadros militares ejercitados en la experiencia española, continuidad de la presencia conspiradora durante dos décadas, tradición de luchas de trabajadores y campesinos) parece tener un significado importante (entre los veteranos de España, activos en esta fase, está solamente Ottorino Orlandini en Toscana). Aún identificando la organización con una completa conciencia de los “dirigentes” sobre las características y sobre los objetivos de la lucha armada, estos elementos son difícilmente detectables en los orígenes de la resistencia del PdA cuya participación en la Resistencia se configuró a través de aproximaciones sucesivas, con un pragmático empirismo de fondo».17 Así Orlandini, un hombre común que en España había combatido sea en la Columna GL de Rosselli, sea en la Brigada Garibaldi y que había estado internado en los campos, desempeñó un papel importante en el nacimiento de la formación Justicia y Libertad en el Mugello y formó parte del Comando Militar del Partido de Acción de la misma zona. Pocos, seguramente también a causa de su histórico rechazo por los puestos de comando, fueron los voluntarios antifranquistas toscanos de fe anárquica con roles importantes en las filas partisanas. Entre estos podemos recordar al carrarés ex internado Onofrio Lodovici, comandante partisano en Carrara y miembro del local Cln.
En lo que respecta a los grossetanos, el repubblicano, y seguidamente comunista, Raffaello Bellucci y el comunista Angelo Rossi, los reencontramos activos en la breve durada de la Resistencia en el grossetano. La experiencia de los campos, también en el caso de ellos, había sido de aprendizaje político. Bellucci fundó el primer Comité para la lucha partisana de la provincia, mientras Rossi fue miembro del Comité militar nombrado por el Cln provincial y también, después de la Liberación, activo en la vida política de su ciudad como dirigente del Pci. Siempre entre los ex voluntarios e internados nacidos en Grosseto, Siro Rosi, en cambio, no regresó a la Toscana; Inspector Regional de la Delegación Lombarda del comando general de las Brigadas de asalto Garibaldi, dirigente del Pci después del final de la guerra, personaje singular, involucrado en acontecimientos políticos que lo obligaron a estar en “exilio”, en los años Cincuenta18.

El número total de los antifranquistas toscanos que prosiguieron su empeño en la Resistencia italiana no fue, sin embargo, tan grande como se podía esperar. Las informaciones que hemos obtenido consienten un estimado que podría ser más bajo del real. Sólo una verificación posterior podrá dar mayores certezas. Esperamo algunos resultados del estudio sistemático de la la documentación de la Comisión Toscana para el reconocimiento de la actividad partisana, que necesita un cruce con otras fuentes –hasta este momento se han podido estudiar sólo los resultados del examen de la documentación exhibida, no toda aquella producida por los solicitantes. Los partisanos fueron aproximadamente el 18% de los voluntarios “ibericos”. Probablemente fue determinante la avanzada edad de los veteranos que, habiendo combatido en España, en numerosos casos, tenían más de treinta años. Gabriele Ranzato, Camillo Zadra y Davide Zendri, razonando sobre el conjunto de las biografías de los voluntarios italianos en España, no pertenecientes a ningún partido político (información obtenida a través de los estudios del AICVAS), han escrito que «la escasa presencia en las filas de la Resistencia de hombres pertenecientes a un componente tan importante, se puede explicar, en parte, con un dato sobre la edad, ya que la media en términos etáreos de los voluntarios era, en 1936 de más de 33 años, de modo que en 1943/44, ésta debía estar en al rededor de los 40 años ».19 En la mayoría de los casos, los voluntarios llegaron a España no directamente de Italia mas de Francia, por lo cual, la mitad de los años de su vida los habían transcurrido en la difícil condición económica y moral típica de los exiliados y, entonces, la continuación del empeño, también considerando el heroísmo y la indudable fe antifascista de los voluntarios, no era de fácil actuación. En esta situación, que podía mantenerlos alejados de su patria por diez o veinte años, el vínculo con Italia, y en el caso que estamos analizando, con la Toscana, no podía no resultar fuertemente debilitado o, más aún, ausente.

Resulta sin embargo difícil, la definición de un modelo interpretativo; muchas de nuestras biografías, excluyendo para aquellos que la vivieron, la situación de los campos, registran pocas noticias del período entre 1939 y 1944. Se trata de un hiato de duración variable, pero que constituye una constante, a menudo de silencio total de las fuentes. Si esta condición hace difícil y a veces imposible la reconstrucción de la mayor parte de las trayectorias individuales, que llevaron o no a muchos ex voluntarios de la guerra civil a la militancia en la Resistencia en Italia, sería temerario dar una explicación general de las formas y de los límites del compromiso con la causa, de los nuestros. Lo que podemos deducir –poco más que un paradigma circunstancial- es que la ausencia de fuentes, en este caso, es la misma fuente. El dato, que la investigación fotografía, es que cuando no se trata de personalidades importantes, son pocos los rastros dejados en los archivos y en las memorias, a los cuales hasta ahora se ha podido acceder.

Es un hecho que nos remite a datos objetivos: a la condición de clandestinidad que dura años, una peregrinación a través de Italia o Europa, a la desorientación de los regresos a Italia que podemos leer no como regreso a la patria, por el ya mencionado vínculo debilitado con personas, lugares, realidades italianas. Es estructuralmente diferente la condición en la cual habían vivido el período precedente intelectuales o personalidades importantes en la política italiana, a menudo europea. Diferente también, podemos suponer, aquella de quienes se habían formado políticamente a través de encuentros y enfrentamientos en el ambiente singular de los campos –Vernet, y no sólo éste- que los había llevado a un nivel de conciencia más alto de aquél que los había empujado hacia España, a veces un generoso impulso juvenil, animado de una orientación política no siempre y necesariamente muy madura. Podemos limitarnos, entonces, a una distinción entre categorías, sobre la base de datos personales (edad), la permanencia o no en los campos, la pertenencia política, esta última una llave de lectura importante, ya evidenciada por la historiografía, que es esencial citar.
Numéricamente fueron los comunistas los más comprometidos con la Resistencia. Siempre comparando su número a aquel de los antifascistas, que las fuentes de AICVAS definen sin partido, Ranzato, Zadra e Zendri escriben que «su ficha biográfica (de los sin partido) se parece a aquel del alejandrino Agostino De Negri en la cual se lee: “En 1927 emigra a Francia, y en dicembre de 1936 se traslada a España para combatir en las filas de la Brigada Garibaldi. Habiendo salido de España en febrero de 1939, viene internado en los campos franceses de Argelès y Gurs”. Las variantes más comunes a este modelo son que de algunos se dice explícitamente “emigrado por motivos de trabajo”, y que otros, sobre todo emigrados de más tiempo, abandonando España vuelven a Francia a los lugares de residencia y desapararecen. Otros […] son sucesivamente entregados por el régimen de Vichy o por los alemanes a las autoridades italianas, las cuales, en la mayoría de los casos, los relegan en la frontera […]. Sufren, en definitiva, la misma suerte de muchos voluntarios comunistas. Pero mientras éstos reconquistan la libertad después de la caída de Mussolini, tienen después un buen número de militantes en la Resistencia, muy pocos de los “sin partido” han hecho lo mismo ».20 La lectura de los documentos franceses, provenientes de los archivos de los campos, sobre todo en la sección de los informes sobre las relaciones políticas entre los internos y entre los internos y la policía, ofrecen un argumento más de reflexión. Los conflictos que dividen anárquicos y comunistas, el uso que la policía francesa hizo, o intentó hacer, de las profundas divisiones y de los rencores dejados por la guerra, sobre todo de los hechos de Barcelona, no son de poca importancia respecto a las opciones de los individuos y de los ex-voluntarios, pertenecientes al grupo anárquico21.
Según nuestros datos, que aún no queremos presentar como definitivos, los comunistas veteranos de la experiencia española y luego partisanos en Italia, fueron aproximadamente cincuenta, contra alrededor de una decena de de anárquicos y otros tantos entre socialistas, republicanos y antifascistas genéricos. Es más del doble el número de militantes del Pci que participaron en la guerra contra Franco, si lo comparamos al número de aquellos, que con otras sensibilidades, hicieron la misma elección. A determinar este dato fue probablemente la existencia de redes estructuradas, contactos y relaciones a nivel internacional, que los militantes del Pci podían utilizar, no obstante las dificultades y las contradicciones, ligadas a la compleja historia de las relaciones entre la Internacional Comunista de una parte y los partidos comunistas nacionales y los militantes de otra parte. Respecto a otras orientaciones del antifascismo europeo, se puede suponer más accesible la posibilidad para los comunistas de continuar también en Italia la lucha contra el fascismo, iniciada muchos años antes.

Concluyendo esta reflexión (al momento provisional), partiendo de la premisa de este texto -el antifascismo de larga duración, como dato que caracteriza la época que reparó la derrota del totalitarismo nazi y fascista- no se puede, ciertamente, excluir a los toscanos. Más allá de los progresos en la búsqueda de las fuentes que podrá darnos más argumentos y respuestas, consideramos que la red de las variables en los hechos que hemos mencionado más arriba,(sobre la base de la escasa historiografía de la cual tenemos conocimiento y de aquello que se ha definido “paradigma de indicios”), interviene fuertemente en la practicabilidad de las elecciones sucesivas a la dura derrota de 1939. A ésto no es inútil agregar, que será indispensable preparar un trabajo de comparación con los personajes originales de la Resistencia en Toscana, fundamentalmente entre las regiones en las cuales estuvieron los nuestros.

 

NOTE:

  1. Cfr. Gabriele Ranzato, L’eclissi della democrazia. La guerra civile spagnola e le sue origini. 1931-1939, Bollati Boringhieri, Torino 2004, p. 370.
  2. Cfr. Carlo Rosselli, Oggi in Spagna domani in Italia, Einaudi, Torino, 1967, pp. 70-75; Aldo Garosci, Vita di Carlo Rosselli, Vallecchi, Firenze, 1973, pp. 449-451, 502.
  3. Cfr. Aldo Garosci, Vita di Carlo Rosselli, cit., p. 502.
  4. Memorie di Ottorino Orlandini, Cap. Roman, luglio 1969, Archivio Istituto Storico della Resistenza di Firenze, Serie Autobiografie, Busta 6, Fascicolo 3.
  5. Claudio Pavone, Una guerra civile. Saggio storico sulla moralità nella Resistenza, Bollati Boringhieri, Torino, 1991, p. 307.
  6. Cfr. Idem, p. 306-308; Giovanni Verni, La Resistenza in Toscana, in Storia della Resistenza in Toscana, a cura di Marco Palla, Vol. primo, Carocci, Bari, 2006, pp. 222-223.
  7. Claudio Pavone, Una guerra civile, cit., p. 308.
  8. Cfr. Idem., p. 149.
  9. Paolo Spriano, Storia del Partito comunista italiano, Vol. V, La Resistenza. Togliatti e il Partito nuovo, Einaudi, Torino, 1975, pp. 62-63.
  10. Cfr. Gabriele Ranzato, L’eclissi della democrazia, cit., p. 366; Luigi Longo, Storia delle Brigate Internazionali, Editori Riuniti, Roma, 1970; ADEA 5W373 (en los documentos sobre la actividad política de los internados en el campo del Vernet, Longo es indicado como uno de los dirigentes más importantes de la “zona b”); Paolo Spriano, Storia del Partito comunista italiano, Vol. III, I fronti popolari , Stalin, la guerra, Einaudi, Torino, 1970, pp. 327-328; Paolo Spriano, Storia del Partito Comunista italiano, Vol. V, cit., p. 63, Franco Andreucci, Tommaso Detti, Il movimento operaio italiano, Vol. III, Editori Riuniti, Roma, 1977, pp. 149-151.
  11. Cfr. Paolo Spriano, Storia del Partito Comunista, cit., Vol. V, p. 63-64.
  12. Idem., p. 64.
  13. Luigi Borgomaneri, Lombardia, in Dizionario della Resistenza. Storia e geografia della Liberazione, Vol. I, a cura di Enzo Collotti, Renato Sandri e Frediano Sessi, Einaudi, Torino, 2000, p. 528.
  14. Cfr. di seguito, alle note 17 e 18, referencias historiográficas en apoyo a estas consideraciones.
  15. Claude Del Pla, Le camp du Vernet d’Ariége, Edition Private, Toulouse, p. 57.
  16. Sobre él existen biografías y estudios, útiles a dar cuenta de una actividad política y militar frenética, que son referidas (cfr. la voz dedicada en la base de datos, que envía a las fuentes bibliográficas que hemos estudiado, relacionadas a los años que siguen el 39)
  17. Giovanni De Luna, Storia del Partito d’Azione, UTET, Milano, 2006, p. 375.
  18. Para las biografías de los grossetanos, como puede notarse en la sección a ellos dedicada, ha sido muy importante el trabajo de exploración de archivos y la recopilación de entrevistas en Italia y en Europa, que debemos a Fausto Bucci. Referencias a este núcleo de voluntarios se pueden encontrar en numerosas publicaciones de historia local, pero creemos importante señalar aquí sólo aquellas más útiles a la profundización del tema de esta sección: Bucci F., Bugiani R., Carolini S., Tozzi A., Gli antifascisti grossetani nella guerra civile spagnola, La Ginestra, Follonica, 2000; Banchi A., Si va pel mondo. Il partito comunista a Grosseto dalle origini al 1944, a cura di Bucci F., Bugiani R., ARCI, Pitigliano, 1993.
  19. Gabriele Ranzato, Camillo Zadra, Davide Zendri, “In Spagna per l’idea fascista”. Legionari trentini nella guerra civile spagnola 1936-1939, Museo storico della guerra, Rovereto, 2008, p. 23.
  20. Idem., p. 24.
  21. Un recentísimo estudio sobre la Internacional comunista, que se suma a “una nueva estación de estudios, entre 1989 y 1991 y los inicios del “actual siglo”, toca argumentos relacionados a estas complejas relaciones, aunque sea indirectamente. Se analizan hechos, que delatan la complicada situación de los partidos comunistas, no durante la guerra civil, mas exactamente en el período 1939-43, refiriéndose, específicamente, al nacimiento del Partido Socialista Unificado de Cataluña, en 1936, una irregularidad que se inserta en el sistema de los partidos comunistas nacionales, adherentes a la Tercera Internacional y en el drama del choque mortal entre comunistas y anárquicos en Cataluña, involucrando también dirigentes franceses e italianos, entre los cuales el mismo Palmiro Togliatti. Desde 1939, el peso de la situación internacional, del pacto Molotov-Ribbentrof a los acontecimientos del exilio de los repubblicanos españoles, alimentó más discordia. Estos hechos tuvieron consecuencias en el clima político y en las opciones adoptadas por los antifascistas españoles, sea en los campos sea fuera de ellos, Cfr. Josep Puigesch Farràs, Un caso eccezionale. L’Internazionale comunista e la “questione spagnola” 1939-1943, in “Italia contemporanea”, 259, giugno 2010, FrancoAngeli, Milano, pp. 216-236.