Collioure

 

La pequeña ciudad de Collioure, situada en la carretera que une el puesto fronterizo de Cerbère a la Côte Vermeille, al inicio del éxodo representó sólo un momento de transición en la vida de los reclusos, una de las etapas en el camino hacia los campamentos. « Collioure vio pasar desde el inicio del mes de febrero de 1.939 más de 10.000 refugiados provenientes de Cerbere»;1 entre éstos, en particular la 2º Brigada de Caballería republicana, compuesta por 834 hombres a caballo que «pelearon hasta el final y regresaron a Francia de modo ordenado»;2 justamente por este motivo, ellos «beneficiaron de un régimen de semi-libertad, con la prohibición de salir del Municipio, se alojan en el fuerte Miradou y en el castillo real y se ocupan cotidianamente de los cerca 900 caballos que estan en las colinas de la ciudad, en el lugar donde se encuentra el actual estadio».3 La presencia de esta brigada impresionò significativamente a la población, tanto que se difundió una leyenda que la identificaba con los soldados de la Brigada Lister; un testimonio excepcional sobre la permanencia de estos hombres a Collioure, en cambio, ha sido ofrecido por una serie de fotografías hechas por Manuel Moros.4 Es necesario recordar, por último, que fueron justamente dieciséis oficiales y sub-oficiales de esta Brigada, antes de ser evacuados de Argelès a finales de febrero,5 a llevar sobre sus hombros, el féretro de Antonio Machado, el gran poeta español, muerto en Collioure el 22 de febrero.6
Desde el mes de marzo, al contrario, «los servicios del Ministerio del Interior han instalado en el castillo real un campamento destinado a las “cabezas calientes” reconocidas por los comisarios especiales en los campamentos de refugiados y que podía ser destinado al aislamiento de rebeldes y agitadores. Sin proceso, cientos de hombres considerados come “extremistas” y “peligrosos” son enviados desde todo el sur de Francia detrás de los espesos muros de la fortaleza catalana».7 El 4 de marzo de 1939, de hecho, 77 milicianos enviados de Argelès forman el primer convoy de prisioneros de este “campamento especial”, destinado a los oficiales y a los responsables politicos y sindicales del ejército republicano, además de a muchos miembros de las Brigadas internacionales;8 desde este momento,9 rápidamente, los efectivos crecen, pasando de 200 a inicios de abril a 370 a finales de mayo.10 Según las estimas de Grégory Tuban, cuyo texto Les séquestrés de Collioure representa la obra de referencia sobre el tema, transitaron por el campamento, en los 9 meses hasta su cierre (que se verificó en diciembre, después de una fortísima campaña escrita), al menos mil prisioneros.11
Para Grégory Tuban «es toda la Republica española a ser convocada en su gran diversidad detrás de los espesos muros de la fortificación del castillo Real de Collioure»:12 oficiales del ejército, como Antonio Ortiz, hombres políticos y sindicalistas como Angel Estivill (PSUC) o Miquel Ferrer (UGT), oficiales de las Brigadas internacionales, como los toscanos Francesco Nitti y Ottorino Orlandini, el polaco Max Friedman o el ungaro Otto Flatter.13 Con la apertura del campamento en marzo de 1939, en efecto, los comisarios de la Sureté Nationale aprovecharon de la genérica acusación de extremismo o de peligrosidad para aislar a los refugiados más politizados, realizando una verdadera “limpieza” entre los combatientes y los ex-brigadistas y desmembrando las estructuras políticas, sobre todo comunistas, que se habían reconstituído al interior de los campamentos.14
Los desafortunados, a veces, ignoraban incluso el motivo de su encierro, decretado de manera arbitraria o basándose en hechos no muy precisos, dado que no era necesario un mandato de arresto.15 De todos modos, «a partir de su ingreso, los internados deben someterse a una identificación judicial. Una sección especial es prevista para los más recalcitrantes. Los refugiados transferidos a este sector no tienen el derecho de hablar y son destinados a los trabajos más duros».16 Sin embargo, las condiciones de vida son dramáticas para todos: los espacios disponibles, incluídos los subterráneos son superpoblados, insalubres, húmedos y el frío es glacial. Todas las mañanas, levantarse al amanecer, correr al centro del patio para lavarse en la única fuente de agua a disposición de los prisioneros; después de un escaso desayuno, inician las 12 horas diarias de trabajo al interior y al exterior del campamento. «La cotidianidad de estos hombres es un verdadero castigo: no tienen derecho a visitas, a correo, a libros, a periódicos, a diversiones, al deporte, son obligados permanentemente a mantener silencio. Además, no es raro que sufran humillaciones y tratamientos brutales».17
Por las denuncias hechas sobre ésta situación, nace, el 13 de junio de 1939, una asociación para la defensa de los “secuestrados de Collioure”:18 a partir de las primeras impactantes revelaciones sobre el estado de los internados, hechas por la Comisión internacional para el suministro que visitaba el campamento, un grupo de abogados, guiados por Pierre Brandon, empezó a objetar las condiciones de internamiento en el campamento y logró hacer liberar a algunos detenidos, señalados por el partido comunista, como por ejemplo, el toscano Francesco Fausto Nitti.19 A partir de este hecho, «la prensa de izquierda, Humanité a la cabeza, y la Liga de los Derechos del hombre, transforman Collioure en el símbolo vergonzoso de los abusos del Estato francés contra los refugiados politicos de la guerra di España. La denuncia de las torturas infligidas a ciertos internados, las huelgas de hambre de una parte de los “internacionales” y una querella firmada por 33 avogados […] derrotan a las autoridades del campamento. En Julio, el hebdomadario popular La défense anuncia el cierre de “la fortaleza de Daladier”»,20 mientras el número de los internos llega al mínimo histórico de 200.
Sin embargo, el campamento siguió funzionando hasta el mes de diciembre. Después del pacto Molotov-Ribbentrop de finales de agosto y el consecuente endurecimiento de las medidas contra los comunistas del sucesivo noviembre,21 el número de los efectivos tornó a aumentar y el internamiento disciplinar en Collioure asumió ulteriormente una connotación política. Con la progresiva transformación del campamento de Vernet de cuartel politico en campo disciplinar, nos acercamos a su cierre definitivo: el 4 de dicembre de 1939, despué de que los últimos 245 prisioneros habían sido repartidos en los campamentos de Gurs, Saint Cyprien y, en gran parte, Vernet,22 el “campamento especial” del castillo de Collioure cesò legalmente su existencia, pese a que numerosos refugiados, destinados a la deportación hacia los campamentos de Africa del norte a través de Port-Vendres, continuaron a ser prisioneros hasta 1942.23

 

(Ilaria Cansella)

 

 

Note

  1. Février 1939. La Retirada dans l’objectif de Manuel Moros, a cura di Grégory Tuban, Mare nostrum, Perpignan, 2008, p. 97.
  2. Serge Barba, De la frontière aux barbelés. Les chemins de la Retirada 1939, Trabucaire, Canet, 2009, p. 201.
  3. Février 1939, cit., p. 97.
  4. Cfr. Idem, pp. 94-111.
  5. Grégory Tuban, Les séquestrés de Collioure. Un camp disciplinaire au Château royal en 1939, Mare nostrum, Perpignan, 2003, p. 25.
  6. Cfr. Grégory Tuban, Les séquestrés de Collioure, cit.
  7. Février 1939, cit., p. 101.
  8. Cfr. Jean-Claude Pruja, De la République aux camps de l’exil. La guerre d’Espagne. Réfugiés dans les Pyrénées et sur la côte catalane…, Editions Alan Sutton, Saint-Cyr-sur-Loire Cedex, 2009, p. 224.
  9. Cfr. ADPO 31W274 nota del 10/3/1939 e nota del 20/3/1939
  10. Cfr. Progreso Marin, Exil: témoignages sur la guerre d’Espagne, les camps et la résistance au franquisme, Loubatières, Portet-sur-Garonne Cedex, 2005, p. 132. Para Tuban, se trata exactamente de 369 detenidos, una cifra obtenida del documento “Etat numérique du camp de Collioure au 30 mai 1939. Rapport de la 16° Légion de gendarmerie, compagnie des Pyrénées-Orientales” conservado en los Archives du Ministère de la Defense, in Service historique de la gendarmerie nationale 66E46 (citato in Grégory Tuban, Les sequestrés de Collioure, cit., p. 26).
  11. Cfr. Grégory Tuban, Les sequestrés de Collioure, cit., pp. 144 e sgg.
  12. Idem, pp. 25-26
  13. Cfr. Ibidem.
  14. Cfr. Idem, p. 52.
  15. ADPO 31W274 nota del 28/6/1939.
  16. Progreso Marin, Exil…, cit., p. 132.
  17. Serge Barba, De la frontière aux barbelés, cit., p. 203.
  18. Cfr. Grégory Tuban, Les sequestrés de Collioure, cit., p. 76 e sgg.
  19. Cfr. Francesco Nitti, Chevaux 8, hommes 70. Le train fantôme, 3 juillet 1944, Mare nostrum, Perpignan 2004, p. 10.
  20. Progreso Marin, Exil…, cit., p. 132.
  21. Cfr. ADPO 31W274 nota del 19/12/1939. Cfr. anche Jean-Claude Pruja, De la République aux camps de l’exil, cit., p. 224.
  22. Cfr. ADPO 31W274 nota del 19/12/1939. Cfr. anche Jean-Claude Pruja, De la République aux camps de l’exil, cit., p. 224.
  23. Février 1939, cit., p. 103.