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La Frontera
No obstante las precedentes llegadas de españoles
de 1938, de las repetidas señalaciones sea de la Embajada francesa
en Madrid sea de los funcionarios y militares desplegados en la frontera,
el éxodo español de Febrero de 1939, pareció encontrar
al gobierno francés completamente impreparado 1.
“Solamente al momento de la toma de Barcelona, una conferencia
interministerial confirma el sistema de acogida de los refugiados, cuya
estima preventiva es de 150.000. Es necesario, en cambio, esperar el
26 de Enero para que el plan de cierre, aprobado por el Ministerio de
la Defensa algunos meses antes, sea puesto en ejecución a lo
largo de la frontera, con el envío en masa, en el departamento
de los Pirineos Orientales, de tropas bajo el comando de la 16ª.
región militar (Departamentos de Hérault, Aveyron, Aude,
Pyrénées orientales, Tarn)”.2
Una estrategia de control que comprendía medidas de acogida
(vacunación, distribución de comida y bebidas calientes,
trenes para los desplazamientos) y evacuación, preveyendo el
transferiemiento progresivo de los refugiados acogidos, hacia los departamentos
del interior, según el mecanismo actuado por las autoridades
francesas durante los primeros treinta meses de la guerra civil.3
Dicho sistema, viene rápidamente alterado por las dimensiones
del éxodo y por la cantidad de refugiados que llegaban a la frontera:
en total, aproximadamente 500.000 personas (mezclados civiles, soldados
republicanos, soldados españoles y brigadistas internacionales
entraron en Francia)4.
El desplazamiento de hombres, ancianos, mujeres y niños, “la
Retirada”, término español que no es mundialmente
compartido 5,
“congestiona rápidamente todos los puestos de frontera
accesibles con el tren y con las carreteras, desde Cerbère a
Andorra. Contra toda previsión hasta los caminos de montaña
son tomados de asalto”.6
De frente a esta marea humana, sólo en parte contenida por los
puestos aduaneros, en la noche entre el 27 y 28 de Enero, el gobierno
Daladier decidió abrir la frontera exclusivamente a las mujeres,
los niños y los ancianos, en grupos de máximo 2.000 personas
por día: según la estima, a pesar del control, entre el
28 de Enero y el 4 de Febrero, las entradas son estimadas en casi 250.000
refugiados, de los cuales 110.000 son rápidamente evacuados hacia
los departamentos del interior;7
de cualquier modo, la ausencia de registros (inicialmente si había
previsto fichas de entrada, pero este ordenado mecanismo fue completamente
abandonado bajo la presión de la urgencia) impide conocer el
número exacto de las entradas y de las tranferencias.8
Según los testimonios, el 28, el 29 y el 30, a los puesto de
frontera llegaron “filas interminables de civiles a pié
o en auto, camiones llenos de soldados en largas filas desordenadas,
buses llenos de niños y de familias; todo un mundo que debe ser
ordenado, nutrido, controlado y finalmente canalizado”.9
En breve, además del problema de los ingresos, “los militares
deben afrontar numerosas situaciones de crisis sanitaria que tocan la
totalidad de las zonas de frontera. Escuelas, graneros, centros termales,
depósitos, son requisados para solventar la emergencia. Se instalan
allí hospitales de campo, centros de acogida y campos improvisados”.10
En la más completa desorganización, a Cerbère,
por ejemplo, los refugiados “deben armarse de paciencia antes
de saber en cuál dirección serán mandados”.
Para muchos, las ferrovías se vuelven carreteras: los túneles
ofrecen abrigo en caso de ataques aéreos. Inicialmente, los refugiados
son reunidos en las plataformas de las estaciones de tren y pueden beneficiar
de la infraestructura. El espacio externo es igualmente utilizado para
acumular equipajes y bultos de mantas y vestidos recogidos rápidamente
antes de partir”.11
En un intento por esquematizar, es necesario precisar que las llegadas
tuvieron lugar principalmente a tres sectores geográficos a los
cuales correspondían tres zonas de acogida con, cada una, un
así llamado “camp de triage”.12
De la región de Cerdagne (exactamente de los cruces comprendidos
entre Latour de Carol y Bourg Madame y de aquellos situados entre Fontpédrose
y Vernet les Bains), los refugiados confluían hacia el centro
de Villefranche de Conflent. De los valles del Haute Vallespir, la así
llamada “frontera salvaje”, en cambio, los refugiados (llegados
a Francia a través de los cruces de Prats de Mollo, Lamanère
y Saint Laurent de Cerdans) venían agrupados en Arles sur Tech
y después dirigidos hacia el cruce ferroviario de Le Boulou;
aquí eran enviados también aquellos que habían
atravesado la frontera en Le Perthus o en la zona de Les Illes. Los
exiliados provenientes de los puntos más orientales, en cambio,
(es más, aquellos que habían transitado por los senderos
de Col de Banyuls, y por el camino que unía Port Bou a Cérbere,
Col de Banyuls), debían ser conducidos a los embarques de Port
Vendres.13
Mientras “Le Boulou se vuelve rápidamente el centro neurálgico
del Valle del Tech, donde convergen, desde éste momento, en coche
o en camiones, todos los civiles enviados hacia el interior”,14
las autoridades iniciaron, en cambio, a considerar el problema de la
acogida de los militares, sea aquellos que habían transitado
clandestinamente por los senderos de montaña y habían
sido interceptados por la patrullas de control, sea aquellos en espera
a la frontera: habiendo el gobierno francés establecido que todos
los hombres en edad de leva “debían quedarse en el despartamento
de llegada, es decir, aquel de los Pirineos Orientales”,15
el único modo de “acogerlos”, era el de agruparlos
en parcelas de terreno rodeadas de alambre de púas, sea que fueren
en las playas del Roussillon, o en los campos nevados del Vallespir
o la Cerdagne.16
Es así que, mientras se iniciaba la construcción de los
campos en la playa, fueron ubicados provisionalmente a lo largo de la
frontera (a Arles sur Tech, a Mont Luis, a Prats de Mollo, ecc…)
algunos “campos de agrupamiento” donde tener bajo control
a los soldados en espera de ser transferidos, “se trataba, en
línea de máxima, de parcelas de terreno al abierto sin
protección de ningun tipo [...]. En éste lugar, decenas
de miles de refugiados hambrientos y entumecidos por el frío,
trataban de sobrevivir con lo que habían logrado traer consigo
desde Espana”17.
Obviamente, las ya precarias condiciones de éstas instalaciones
provisorias cedieron, con la orden del 5 de Febrero, de dejar pasar
la frontera a todos los hombres, incluídos los milicianos armados
y dispuestos a forzar el paso en caso de rechazo: “a la llegada
a Francia, los soldados son, en primer lugar cacheados y desarmados.
En cada lugar de entrada, se acumulan montanas de armas ligeras, stock
de municiones y completos parques-autos militares. Algunas unidades
de combate […] entran en orden”18
como, por ejemplo, el grupo de cerca 500 italianos, guiados por Aldo
Morandi, que pasa por Le Perthus el 7 de febrero;19
“otras son completamente desmembradas y sólo en parte se
recostituirán al interior de los campos. En los centros provisionales,
la Sureté National procede a las identificaciones. Pragmáticamante,
la Legión Extranjera aprovecha para reclutar.20
Pero se trata de los últimos momentos del éxodo, porque
ya el 8 de Febrero, con la llegada de los franquistas, la frontera fue
cerrada en Cerbère, el día siguiente en Le Perthus y,
el 10, con la caída de Puigcerda, en Bourg Madame. La enorme
presión del ejército nacionalista, entonces, generó
una real evacuación de masa de las zonas fronterizas, a través
de las últimas vías de comunicación de Latour de
Carol y de Col d’Ares, conquistado sólo el 12 de Febrero:21
en correspondencia de la frontera, se leía que “en total,
se puede calcular que el número de combatientes de primera línea
llegados hoy, es de 10.000, provenientes sólo de Col d’Ares,
que con los 8.000 de La Preste suman 18.000 hombres. […] Arles
sur Tech, 13 febrero: 2.500 habitantes ayer, cerca 35.000 hoy».22
“La consecuencia es que, en las zonas donde ya habían sido
agrupados los militares, en las construcciones preexistentes, era necesario
abrir nuevos campos provisorios para ganar tiempo mientras se esperaba
la apertura del campo de Argelès […]. Muchos nuevos refugiados
van sumándose a los 140.000 soldados retenidos en Boulou, en
Arles sur Tech, en Osséja y en Prats de Mollo».23
Del 5 al 9 de Febrero, en solamente cuatro días, casi 220.000
combatientes republicanos, entre los cuales muchos heridos, pasan más
allá de los Pirineos: “todos han sufrido el frío,
el hambre, el miedo y la humillación de la acogida, a menudo
recibiendo las invectivas de los gendarmes franceses, cuyos famosos
“allez!, allez! han marcado la memoria de los exiliados”.24
La masiva llegada de combatientes, en efecto, puso en evidencia los
límites de la política de acogida francesa: el 6 de Marzo
de 1939, el reporte del Prefecto del departamento especificaba que,
mientras los milicianos llegados de Cérbere y Banyuls habían
sido ya internados en el campo de Argelès, y aquellos provenientes
de Le Perthus habían sido ya subdivididos entre éste campo
y el de Saint Cyprien, sólo después de la apertura de
Barcarès, fueron también transferidos a las playas, los
combatientes provenientes de la Vallée du Tech y de la Cerdagne
que, a inicios de Marzo, estaban aún acampados en los centros
de acogida de Saint Laurent de Cerdans, Prats de Mollo, Bourg Madame
y Latour de Carol.25
En Arles sur Tech, por ejemplo, “5.000 combatientes permanecen
alojados más de un mes en la iglesia y/o en la fábrica
de tejidos catalanos “Sans et Garcerie” y en los laboratorios
de la Union Sandalière”. Con el fin de responder a las
innumerables solicitudes, se construyen campamentos para dar una acogida
más humana a las personas que llegaban”, 26
mientras en el valle, fueron puestos en función cinco campamentos
temporales que, por la lentitud de la preparación de Argelès,
son cerrados finalmente el 24 de Marzo, siendo sólo en este momento,
transferidos los 35.000 refugiados a los campamentos de la costa”.27
En Cerdagne, en cambio, «materiales y tropas son instalados provisionalmente
en un campamento en la ruta entre Bourg Madame e Hix. Cinco mil refugiados
son recibidos en un campamento al aire libre cercano a Caldegas. Otros
3.000 son reunidos en un prado próximo a la estación de
Latour de Carol».28
(Ilaria Cansella)
Note
-
Algunos de los históricos
franceses que han afrontado el argumento se han preguntado por la
responsabilidad francesa, rechazando la justificación, a
menudo invocada por el gobierno de ese país, de la imprevisibilidad
del éxodo; justamente por ese motivo, la política
de acogida francesa, (o para Peschanski, la ausencia de una política
de acogida) representa para éstos autores una señal
de la “falta de lucidez de los dirigentes franceses”y
de su responsabilidad en algunas decisiones que agravaron particolarmente
las condiciones de los refugiados, como el rechazo de utilizar los
campos militares para los reservistas o la red de hospitales militares
para acoger a los heridos (cfr. Denis Peschanski, La France des
Camps. L’internement 1938-1946, Gallimard, Paris, 2002, pp.
36-37). El debate sobre estos temas ha sido reconstruido meticulosamente
por el texto de Javier Rubio, La politique française d’accueil
: les camps d’internement, in Pierre Milza, Denis Peschanski,
Exils et migrations : Italiens et Espagnols en France 1938-1946,
L’Harmattan, Paris, 1994, pp. 111 e sgg.
-
Février 1939. La Retirada
dans l’objectif de Manuel Moros, a cura di Grégory
Tuban, Mare nostrum, Perpignan, 2008, p. 20.
-
Cfr. Javier Rubio, La politique
française d’accueil, cit.
-
Cfr. Gabriele Ranzato, L’eclissi
della democrazia. La guerra civile spagnola e le sue origini, 1931-1939,
Bollati Boringhieri, Torino, 2004, p. 642.
-
Cfr., ad esempio, Février
1939, cit., p. 34.
-
Jean-Claude Pruja, De la République
aux camps de l’exil. La guerre d’Espagne. Réfugiés
dans les Pyrénées et sur la côte catalane…,
Editions Alan Sutton, Saint-Cyr-sur-Loire Cedex, 2009, p. 166.
-
Ibidem
-
Sobre las estimas del gobierno
dadas en su momento y sobre el problema de su atendibilidad e integridad
cfr. La interesante actualización presentada en Février
1939, cit., pp. 22, 24, 28.
-
Jean-Claude Pruja, De la République
aux camps de l’exil, cit., p. 170.
-
Février 1939, cit., p.
30.
-
Jean-Claude Pruja, De la République
aux camps de l’exil, cit., p. 168.
-
Idem, p. 20. Cfr. anche Claude
Laharie, Le camp de Gurs. 1939-1945 un aspect méconnu de
l’histoire de Vichy, J&D Editions, Biarritz, 1993, p.
22 e Denis Peschanski, La France des Camps, cit., p. 42.
-
ADPO 31W274 “Plan de reception
et d’évacuation” s.d. Para una descripción
detallada de estos múltiples “caminos de la Retirada”
se puede tomar como referencia el texto de Marc Ripol, Las rutas
del exilio. Paesos y escapadas irrepetibles, Alhena Media, Barcelona,
2005. Muy riguroso es también el libro de Serge Barba, que
dedica mucha atención a los sucesos de cada uno de estos
lugares de paso, reconstruyendo minuciosamente la historia local
a través de la prensa y los testimonios, sea de los habitantes
sea de los refugiados españoles (cfr. Serge Barba, De la
frontière aux barbelés. Les chemins de la Retirada
1939, Trabucaire, Canet, 2009, pp. 27-148). Sobre el paso de la
frontera a Cerbère y la acogida en el campo de la Moresque,
además, una amplia y sugestiva reconstrucción es realizada
a través de una muestra fotográfica de Manuel Moros
de la “Diréction de la culture de la ville de Perpignan”
en colaboración con el Museo Mémoriale de l’Exili
(MUME) di La Jonquera (cfr. Février 1939, cit.)
-
Jean-Claude Pruja, De la République
aux camps de l’exil, cit., p. 174.
-
Javier Rubio, La politique française
d’accueil, cit., p. 118.
-
Ibidem.
-
Pietro Ramella, La Retirada. L’odissea
di 500000 repubblicani spagnoli esuli dopo la guerra civile (1939/1945),
Lampi di stampa, Milano, 2003, p. 45.
-
Février 1939, cit., p.
69.
-
Se trata de voluntarios “internacionales”
provenientes de Torellò. Según el testimonio de Morandi,
que la guiará, «el grupo de los ex voluntarios italianos
no está compuesto sólo de quellos que habían
combatido en el batallón y después brigada “Garibaldi”,
estan también elementos llegados desde España con
Carlo Rosselli inmediatamente después del 19 de julio de
1936 y que fueron clasificados en unidades españolas, estan
anárquicos que habían peleado en las “columnas”
libertarias. Gente que ha combatido en muchos frentes» (cfr.
Aldo Morandi, In nome della libertà. Diario della guerra
di Spagna, 1936-1939, Mursia, Milano, 2002, p. 208).
-
Ibidem.
-
Cfr. Pietro Ramella, La Retirada.
L’odissea di 500.000 repubblicani spagnoli esuli dopo la guerra
civile (1939/1945), Lampi di stampa, Milano, 2003, p. 48.
-
Jean-Claude Pruja, De la République
aux camps de l’exil, cit., p. 201.
-
Idem, p. 189.
-
Février 1939, cit., p.
67.
-
ADPO 31W274 rapporto del 6/3/1939.
-
Jean-Claude Pruja, De la République
aux camps de l’exil, cit., p. 192.
-
Ibidem.
-
Idem, p. 197.
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