Guerra mundial y Resistencia

 

El intervalo entre el final de la guerra de España y la explosión de la guerra europea fue muy breve. El espacio entre una y otra es casi inexistente. Lo demuestran las crónicas, que publicaba en un periódico belga en la primavera de 1939 Victor Serge, uno de los tantos intelectuales que siguieron con atención los hechos de España y temieron por la causa de la democracia en Europa.

15-16 de abril 1939: “No es aún la guerra europea y espero que ésta guerra, suspendida sobre nuestras cabezas, no la veamos nunca estallar. Pero no es más la paz, ni siquiera aquella precaria y peligrosa que fue definida paz armada, paz lista a matar, empezando por matarse a sí misma.”1
3-4-junio 1939: “…18.000. Cifra terrible…En Madrid, doscientos tribunales militares estan en sesión permanente. Se evalúa en 18.000 el número de los fucilados en el período que va del 15 de abril al 15 de mayo”.2
7 de diciembre 1939: “Qua la guerra de las dos Españas, la republicana-trabajadora y la fascista, haya sido el prólogo de la guerra europea, parece una cosa difícil de contestar”.3

El microcosmos de los campos de la Francia del Sur representa una suerte de enlace. Entre 1939 y 1940 se llega a la “extraña derrota” de Francia, después de la doble agresión, alemana e italiana. Por un breve período vienen internados italianos y fascistas que conviven con los voluntarios. Después, el régimen de Vichy multiplicará los campos, destinados a nuevas categorías de perseguidos, como en el resto de la Europa ocupada por el régimen hitleriano o por los gobiernos colaboracionistas. Con el creciente acercamiento de Francia al fascismo, inicia la conformación de la red clandestina de opositores, el nacimiento de formaciones partisanas que operarán hasta el final de la guerra. Italianos, españoles, brigadistas de otras nacionalidades, participan en la Resistencia francesa. De aquellos, entre los italianos que fueron forzada o espontáneamente repatriados, un número considerable entrará en o constituirá, formaciones partisanas a partir de 1943, después de arrestos o clandestinidad.

No obstante la heterogeneidad, muchas de las biografías aquí reconstruídas, de voluntarios antifascistas toscanos, revelan itinerarios que atraviesan décadas. La elección de España como punto de llegada, era el resultado de la lucha contra el fascismo de los años veinte, vivido a veces en cárcel y/o confinamiento. En algunos casos se da la emigración a Francia por motivos políticos o económicos y, a menudo, por las dos razones. El “Dossier Nitti”4, archivo personal del toscano Francesco Fausto Nitti, representa de modo ejemplar las fases y la continuidad del empeño antifascista. Son documentos producidos por la policía italiana y francesa. El primer documento del Comisariato especial de Tolone, que tiene fecha 18 de agosto de 1929, da noticia de la evasión del exilio de Lipari de Emilio Lussu, Francesco Nitti y Carlo Rosselli y de su posible ingreso en Francia. En la secuencia de los documentos – el último de junio 1939 – se habla del largo camino que lo lleva al alistamiento en España y finalmente a la calificación de fugitivo entre los sospechosos de “actividades terroristas”. Entre los ficheros individuales del campo del Vernet de Ariège 5 se conservan informaciones de una parte de los acontecimientos sucesivos que tienen que ver con él. La conclusión, después de la increíble fuga del train fantôme 6 (tren fantasma), el alistamiento en el Maquis Haute Marne, hasta la liberación de Francia.
La experiencia de Nitti tiene un significado que va más allá de su historia personal y sirve para identificar una categoría particular de voluntarios. La literatura, las memorias publicadas, los testimonios de audio y vídeo, los diarios entre los años Veinte y Cuarenta documentan cuánto sea vasta la red de hombres y mujeres, figuras de relieve de la cultura europea, que viven experiencias comparables a la suya. Consideramos importante destacar que fue común a generaciones de intelectuales la conciencia de la fase histórica que Europa estaba viviendo, y que esa conciencia se tradujo en opción de vida riesgosa. Es un aspecto que hace resaltar por contraste la ausencia de una red de solidariedad entre las democracias, una miope inercia que sólo con la guerra fueron obligadas a abbandonar.

Tenía que partir, porque sentía claramente que había llegado el momento de afirmar con la acción, la fe en quellos principios que habían sido la razón de nuestra vida. Había llegado el momento de combatir el fascismo ya no en las organizaciones clandestinas y con la propaganda, sino afrontándolo con las armas. Al igual que los exiliados italianos de 1821, de 1830 y de 1848 se habían hecho presentes en tierra de España y en todas partes donde los pueblos se hubiesen levantado contra la tiranía extranjera y doméstica, así nostro debíamos partir, de Francia, de Bélgica, de Suiza, de las Américas, para participar en la lucha iniciada en julio de 1936 entre el pueblo español y el movimiento de Franco. Muchos compañeros de exilio habían partido apenas llegada la noticia de la rebelión de los generales españoles contra el Gobierno de la República. Y, junto con los italianos, se habían ido o se preparaban a partir, refugiados de todas las nacionalidades, los inmigrantes políticos de la Alemania de Hitler, de Polonia, de Checoslovaquia, de Bulgaria, de Ungría, mientras los hombres libres de todos los países seguían con ansia lo que sucedía.7

Note

  1. V. Serge, Retour à l’ouest. Chroniques (juin 1936-mai 1940), Agone, Marseille 2010, p. 249.
  2. Ivi, p. 263.
  3. Ivi, p. 294.
  4. Dossier Nitti, F/7/14747; Evasion de Nitti, F/7/14748, CARAN, Paris.
  5. ADEA, Foix, 5W197-337, Dossiers individuels.
  6. F.F. Nitti, Chevaux 8, hommes 70, le train fantôme 3 juillet 1944, Editions Mare nostrum, Cahors, 2004.
  7. F.F. Nitti, Il maggiore è un rosso, Edizioni Avanti, Milano-Roma 195