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Los campamentos del interior
Según el histórico Peschanski, «la
organización de los campamentos tuvo tres etapas: los refugios
provisionales de la frontera, los campamentos de tela de las playas
de Roussillon y los campamentos “en duro” para descongestionar
los departamentos del confín ».1 En
efecto, después de la construcción de urgencia de los
primeros centros en la playa, «la historia del internamiento español
había entrado en una nueva fase, con la apertura de campamentos
más al interior respecto a la frontera. Responsable del conjunto
del dispositivo, el general Ménard había dado inicio a
una política de redistribución, organizando una red de
seis campamentos especializados: Bram (Aude) debía acoger a los
ancianos, Agde (Hérault) y Rivesaltes (Pirineos Orientales) los
catalanes, Septfonds (Tarn y Garonne) y el Vernet (Ariège) los
trabajadores especializados “para reciclarlos en la economía
francesa”, Gurs (en esa época Bajos-Pirineos) los vascos.
Hipotéticamente cada campamento debía “albergar”de
15.000 a 18.000 personas, aligerando así los refugios de Roussillon,
cuyas condiciones higiénicas empezaban a volverse preocupantes».2
El sistema está confirmado por un documento de marzo de 1.939,
en el cual el Prefecto de los Pireneos Orientales rifería al
Ministro del Interior que «con el fin de descongestionar estos
refugios, el general Ménard ha tomado la decisión de crear
en la 18° región, dos campamentos que puedan contener cada
uno 15.000 hombres, uno a Oloron [campamento de Gurs] y el otro en un
lugar aún indeterminado; en la 17° región, un campo
en Vernet d’Ariège y un campo en Caussade (Tarn et Garonne)
[campo de Septfonds] pueden contener cada uno 15.000 refugiados. Finalmente,
se crea un 5° cercano a Adge, en el departamento de Herault, para
contener a casi 20.000 milicianos. Asímismo, el Prefecto de Aude,
de acuerdo a las instrucciones recibidas, ha hecho edificar en Bram
un campo en el cual estan ya instalados cerca de 13.000 civiles”».3
Pero en realidad, el esquema espacio-temporal hipotizado, se complica
por la estabilización de ciertas estructuras y por una no perfecta
correspondencia con las realizaciones concretas.4
Por ejemplo, nuevos campos, como Rivesaltes, Noé y Recebedou,
se sumaron a partir de finales de Octubre de 1.940, 5
mientras otros, ya existentes, sufrieron con el tiempo una verdadera
modificación de uso respecto a las directivas iniciales: Vernet,
por ejemplo, apoyó progresivamente hasta que finalmente sustituyó
la estructura de Collioure como campo disciplinar,6
mientras el campo de Bram, previsto para los ancianos, acogió,
posteriormente, todo tipo de población.7
Ya a partir de finales de Febrero de 1.939, de todos modos, el servizio
Ponti&Strade (Puentes y carreteras) había iniciado la construcción
de algunos de estos lugares de “hébergement” especializados:
a finales de febrero, en menos de tres semanas, había sido construído
el campo di Bram, rápidamente congestionado por las llegadas
cotidianas desde Argelès y Saint Cyprien, sobre todo de refugiados
ancianos (funcionarios, profesores y artistas ); a la misma voluntad
de racionalización se debió la construcción de
Gurs, del 15 de marzo al 25 de Abril, donde fueron transferidos, ya
a finales del mes, todos los “internacionales” recluídos
en Saint Cyprien y Argelès, (se cuentan a Gurs, según
Grégory Tuban, más de 6.000);8 desde
el 10 de marzo, además, al menos 10.000 combatientes españoles
fueron internados en Septfonds (en el departamento más interno
de Tarn y Garonne), en apenas 44 refugios.9 Asímismo,
una subdivisión por nacionalidad estaba a la base de la lógica
de los campos de Gurs, destinados inicialmente a los vascos, y de Agde,
el campo de los catalanes. Respecto a éste último, el
testimonio de un refugiado catalán, Henri Tarradellas, citado
por Jean-Claude Pruja, refería que «después de poco
de tiempo de nuestra llegada a Saint Cyprien, los responsables del departamento
de los Pirineos Orientales tuvieron para nosotros un tratamiento benévolo,
del cual estamos todos agradecidos. Teniendo en cuenta el número
de catalanes que allí albergaban –cerca 10.000-, decidieron
construir un campo sólo para nostros para separarnos del resto
de refugiados. Pienso que ésta decisión se sustentaba
en el hecho de que una cierta solidariedad en el sur de Francia hacia
nostros era evidente porque, a fin de cuentas, ellos son catalanes como
nostros, catalanes del norte»;10 una actitud
casi de reconocimiento, a la que se contrapone netamente la reacción
del refugiado Lluis Montagut, el cual declara: “nosotros rechazamos
el equivocado ejemplo de los vascos. Rechazamos el ser considerados
como privilegiados. Las tarjetas que habíamos recibido quedaron
en blanco”.11
Seguidamente, debido a la entrada en guerra de Francia, a la evolución
de las alianzas en el ámbito internacional, a la firma del pacto
Molotov-Ribbentrop, algunas normas legislativas cambiaron sustancialmente
las políticas del internamiento francés, consintiendo
a las autoridades tomar medidas excepcionales y particularmente drásticas
contra los comunistas, los anárquicos y todos aquellos que resultaban
“sospechosos” desde el punto de vista nacional:12
con el Decreto Daladier del 18 de noviembre de 1.939, que reforzaba
aquél del 26 de septiembre sobre la disolución de las
organizaciones comunistas, se establecía que «los individuos
peligrosos para la defensa nacional o para la seguridad pública
podían, bajo la decisión del Prefecto, ser separados por
las autoridades militares de los lugares donde vivían y ser obligados
a residir en un centro designado por el Ministro de la Defensa Nacional
y de la guerra y del Ministro del Interior».13
Otros cambios normativos sobrevinieron con la entrada de Italia en guerra,
cuando “en Junio de 1.940 empezaron a llegar [a los campos] los
italianos que se habían vuelto enemigos”:14
según Peschanski, en brevísimo tiempo, 8.500 italianos
fueron internados, como consecuencia de la declaración de guerra
de Mussolini del 10 de Junio.15
Después de sólo dos semanas de conflicto, la rendición
francesa y el consecuente armisticio, firmado con los gobiernos italiano
y alemán, llevaron a una limitación de la soberanía
francesa que, en lo que tiene que ver con los internos extrangeros en
los campos, en particular, era sustentada en el artículo 21 de
la convención de armisticio franco-italiana: «todos los
prisioneros de guerra y civiles italianos internos, arrestados o condenados
por razones políticas o de guerra o por cualquier acto en favor
del gobierno italiano, serán inmediatamente liberados y puestos
a órdenes de las autoridades militares italianas».16
Sin embargo, el gobierno de Mussolini «después de haber
pretendido, inicialmente, la repatriación masiva de sus fugitivos,17
aceptó, a mediados de Julio (por las presiones internacionales),
que ésta fuese facultativa y que los internados pudiesen elegir
libremente si ser entregados a las autoridades italianas, quedarse en
los campamentos o ser liberados en Francia. Así, el gobierno
italiano encargó a una Comision de Armisticio que visitara los
campos, con el fin de verificar las condiciones de vida de los italianos,
dando vida a una verdadera campaña en favor de los repatrios.
La visita se realizó en dos momentos: una primera delegación,
compuesta sólo de civiles, llegó casi de inmediato «no
sólo a los campos o a las prisiones donde se encontraban todavía
internos o detenidos italianos, sino también a todos los lugares
en los cuales los italianos han estado internados o detenidos después
del 11 de Junio de 1.940»;18 una segunda delegación,
en cambio, guiada por Barone Confalonieri,19 llegó
en Diciembre de 1.940 al Vernet, donde se encontraban los últimos
quinientos italianos detenidos, con el fin de incentivar la decisión
voluntaria del retorno.20
Para los italianos todo cambió con la comunicación del
3 de febrero de 1.941, con la cual el general Huntziger se decía
dispuesto a entregar los pocos cientos de internos aún presentes
(exclusivamente “internacionales” del Vernet);21
desde éste momento en adelante, de hecho, iniciaron a ser
escritas “Listes des ressortissants italiens à transferer
sur Menton”,22 (para enviar a la frontera),
pequeños grupos de italianos para repatriar. En un documento
del 12 de Mayo de 1.941, escrito por el Prefecto de Ariège y
dirigido al Ministro del Interior y a la Dirección General de
la Sûreté Nationale, se pedía, por ejemplo, la «lista
de los fugitivos italianos internados en Vernet cuyo repatrio ha sido
pedido por Barone Confalonieri, Presidente de la Comisión italiana
de Control»23 y se comunicaba la orden de
«conducir éstos extranjeros bajo escolta a Mentone para
el 10 de Mayo de 1.941».24 La llegada de los
repatriados a la frontera, sin embargo, generó algunos inconvenientes:
en Noviembre de 1.941, por ejemplo, el Secretario general de la Policía,
se lamentaba de la llegada a la frontera de grupos demasiado numerosos
de fugitivos italianos para repatriar y requería que fuesen tomadas
las medidas necesarias «para que los grupos de extrangeros no
comprendan más de 15 personas».25 Para
un repatrio masivo de los italianos, en todo caso, fue necesario llegar
a Junio de 1.943, cuando se redujeron las presiones internacionales
para un repatrio masivo, y prevalió la voluntad francesa de deshacerse
de los “indésiderables étrangers”.26
En mérito a la restante población de los campos, en cambio,
es necesario considerar que «las medidas de exclusión fueron
tomadas, esencialmente, en dos momentos, de una parte entre el verano
y el otoño de 1.940, de la otra, entre el final de la primavera
y el inicio del verano de 1.941. El ámbito de aplicación
de éstas medidas era amplio, pero sólo una parte de las
mismas incluía el internamiento»:27
en lo referente a los judíos, por ejemplo, con la ley del 4 de
Octubre de 1.940, había sido prevista la posibilidad de reclusión
en los campamentos,28 mientras en el verano ésta
eventualidad había sido ampliada también a los Gitanos;
mientras tanto, una ley promulgada el 3 de Septiembre de 1.940 había
incrementado el internamiento administrativo de todos los individuos
“peligrosos para la defensa nacional y para el orden público”.
La última serie de medidas de la primavera-verano de 1.941, finalmente,
«respondía al mismo tiempo a la lógica propia del
régimen, a la presión alemana y a los trastornos seguidos
como consecuencia del ataque a la Unión Soviética, con
el consecuente compromiso de los comunistas franceses en la lucha armada»,29
marcando un endurecimiento del sistema de internamiento y la ampliación
del campo de acción de la norma, sometida en éste caso,
a la ideología y a la lógica de exclusión propias
del gobierno de Vichy.
(Ilaria Cansella e Francesco Cecchetti)
Note
-
Denis Peschanski, La France des
Camps. L’internement 1938-1946, Gallimard, Paris, 2002, p.
42.
-
Idem, pp. 42-43.
-
ADPO 31W274
-
Cfr. Denis Peschanski, La France
des Camps, cit., p. 42.
-
Denis Peschanski, La France des
Camps, cit., p. 237.
-
Cfr. Grégory Tuban, Les
séquestrés de Collioure. Un camp disciplinaire au
Château royal en 1939, Mare nostrum, Perpignan, 2003, p. 114.
-
Cfr. Jean-Claude Pruja, De la
République aux camps de l’exil. La guerre d’Espagne.
Réfugiés dans les Pyrénées et sur la
côte catalane…, Editions Alan Sutton, Saint-Cyr-sur-Loire
Cedex, 2009, p. 220
-
Cfr. Grégory Tuban, Les
séquestrés de Collioure. Un camp disciplinaire au
Château royal en 1939, Mare nostrum, Perpignan, 2003, p. 35.
-
Cfr. Jean-Claude Pruja, De la
République aux camps de l’exil, cit., p. 217.
-
Test. di Henri Tarradellas, cit.
in Jean-Claude Pruja, De la République aux camps de l’exil,
cit., p. 220.
-
Test. di Lluis Montagut, cit.
in Idem, p. 216.
-
Cfr. Idem, pp. 110-111.
-
Grégory Tuban, Les séquestrés
de Collioure, cit., p. 110
-
Claude Del Pla, Le Camp du Vernet
d’Ariège, Edition Private, Toulouse, p. 45.
-
Cfr. Denis Peschanski, La France
des Camps, cit., pp. 161-162.
-
Anne Grynberg, Anne Charaudeau,
Les camps d’internement, in Pierre Milza, Denis Peschanski,
Exils et migrations : Italiens et Espagnols en France 1938-1946,
L’Harmattan, Paris, 1994, p. 153.
-
Ibidem.
-
ADPO 31W95 nota del 2/9/1940.
-
ADPO 31W95 nota del 12/5/1940.
-
Para confirmar el carácter
volontario de la elección, quedan los numerosos telegramas,
conservados en los Archives Départeméntales de l’Ariège,
con los cuales el Ministerio del Interior pedía a los responsables
de los campamentos, la autorización personal de cada interno
al repatrio (cfr., como ejemplo, ADEA b. 228 f. 1570 Del Papa Romualdo,
telegrama del 31/7/1941).
-
Cfr. Denis Peschanski, La France
des Camps, cit., p. 160.
-
Cfr. Por ejemplo, Ministre de
l’Intérieur – Camp du Vernet d’Ariège,
“Liste des ressortissants italiens à transferer sur
Menton le 9 mai 1941”, en ADEA 5W393.
-
ADEA 5W393 nota del 12/5/1941.
-
Ibidem.
-
ADEA 5W393 nota del 14/11/1941.
-
Cfr. Denis Peschanski, La France
des Camps, cit., p. 160.
-
Idem, p. 166.
-
Idem, p. 168.
-
Idem, p. 169.
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